Cuando se habla de niños que van a terapia tratamos con un tema delicado para muchos, sobre todo, los padres de los niños. Se tiene la equivocada creencia de que el psicólogo se encarga de culpar a los padres de todo lo que les sucede a los niños, cuando ésta, solo es una verdad a medias. Como psicólogos sabemos que el proceso mental de un niño, es como una esponja, que aprende, copia y repite mucho de lo que ve y oye. Lo mismo sucedió con todos nosotros, aprendíamos y copiábamos todo lo que hacían los demás, así es como aprendemos cosas y nos vamos formando como personas. Por esta razón, no siempre tiene que ser culpa de los padres. Si lo pensamos un poco, un niño pequeño está relacionado a muchas personas e imágenes, tenemos la televisión, tenemos abuelos, tíos, amistades de nuestros padres, otros niños e incluso maestros. Cuando niños tenemos la influencia de toda persona que conocemos. Sin embargo, también es cierto que nuestra mayor influencia proviene de nuestros padres, pero aun así no podríamos culpar del todo a los padres ya que ellos se comportan como son sin saber que es lo que puede estar pensando o aprendiendo el niño. Con esto no trato de decir que los padres tienen toda la culpa, pero tampoco que estén libres completamente, son “una parte del pastel”. Otra cosa que influye mucho es la perspectiva que tenga el niño. En ocasiones, algo que no pudiera parecer serio o que incluso parezca normal, el niño puede interpretarlas de una manera que incluso llegue a ocasionar un trauma. Para ejemplificar esto un poco podemos tomar a dos hermanos, tienen a los mismos padres pero a la vez no. Los hermanos piensan diferente, perciben las cosas de diferente manera. Para uno sus padres pueden parecer cariñosos y buenos, mientras que al otro le desagradan, cree que son injustos. Siguen siendo los mismos padres pero por el hecho de percibirlos de una manera diferente los convierte en gente diferente.
Ahora que ya hablamos un poco de la influencia y la percepción intenta recordar: ¿qué vi cuando era pequeño?, ¿qué aprendí?, ¿quiénes fueron mis principales influencias? Por el otro lado, si tienes hijos o te haces cargo de niños, entonces pregúntate: ¿qué influencia les estoy dando?, ¿qué les estoy enseñando?, ¿qué les permito ver?, y otra que me parece muy importante, ¿le explico lo que ve o dejo que lo interprete por su cuenta y tal vez pueda confundir las cosas?
Cambiando un poco el tema, hablemos un poco del TDAH (Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad), mejor conocidos como “Niños Hiperactivos”. Mucha gente se ha acercado a mi pidiendo consejos sobre cómo lidiar con estos niños. Obviamente hago una pequeña entrevista para identificar el problema y me he dado cuenta que las personas tienden a confundir a “un niño” normal, que juega, que se divierte, que tiene mucha energía, que es curioso y hace ocasionales travesuras; con un niño que realmente tiene un déficit de atención y es hiperactivo. Lo interesante es que son los niños los que son llevados a terapia, cuando en lo personal, lo que me ha resultado mucho más, es dar un entrenamiento a los padres para que sepan como lidiar con sus hijos, de esta manera se produce un acercamiento más saludable entre padres e hijos y el niño mejora en menos tiempo fortaleciendo la relación familiar. Como dice la frase: “dale un pescado a un hombre hambriento y lo alimentaras por un día; dale una caña de pescar y lo alimentaras de por vida”. Los niños que realmente tienen TDAH, es necesario que estén en terapia, pero también es igual de importante que los padres reciban entrenamiento, ya que esto permitirá que el proceso de la terapia sea mas efectivo en menos tiempo.
Ya que hablamos tanto de la importancia de los padres, me gustaría hacer otro comentario sobre la importancia de los padres en terapia o entrenamiento. El psicólogo puede cambiar totalmente al niño, pero tomemos en cuenta que el niño está solo una hora a la semana con el psicólogo, mientras que pasa el resto de la semana en casa, esto significa que todo el trabajo que hace el psicólogo se puede estropear cuando éste regrese a casa. Hay una muy buena razón para esto, el niño regresa a casa siendo diferente a lo que los padres están acostumbrados y si tomamos en cuenta la resistencia natural que tenemos a los cambios (ver articulo sobre Problemas: Frustrantes o Entretenidos), los padres sin darse cuenta tratarán de regresar al niño a lo que era antes de la terapia. Esta es la razón por la que es necesario que los padres cuyos hijos estén en terapia, asistan también, aunque sea solo para entrenamiento, ya que de esta forma todo el ambiente familiar podrá cambiar tranquilamente y protegidamente.
Al final la decisión será de cada quien, pero están cordialmente invitados a recibir psicoterapia si buscan algo mejor.
Me despido por el momento, agradeciendo la atención y tiempo que has dedicado este momento a la lectura y la mejoría personal. Si tienes algún comentario o pregunta, siéntete libre de hacerlo y no olvides regresar y leer algún otro artículo que llame tu atención.
Mtro. César Guerrero, Psicoterapeuta.